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Crónica del 04 de julio de 2017, primer día de la 34ª Feria de Teatro en el Sur

Palma del Río es un pueblo albero y blanco en donde cada mes de julio, cuando la calor no tiene nombre, se celebra la Feria de Teatro en el Sur. Esta feria supone un escaparate donde compañías mayormente andaluzas exhiben su trabajo para seducir a programadores de toda España. El pistoletazo de salida lo dio Miguel Ángel Vázquez, consejero de la Junta de Andalucía, quien desplegó un catálogo de buenas intenciones y esfuerzos hercúleos por mejorar la situación de las artes escénicas al sur de Despeñaperros. Seguidamente se rindió merecido homenaje a Kurt Allen Wilmer, escenógrafo nacido en Alemania y afincado en Sevilla que vive un año de reconocimientos tras el premio Lorca por El pintor de batallas y el Max por Hamlet, de cuya escenografía donó tres bocetos originales.


34ª Feria de Teatro en el Sur

En toda feria de teatro lo que pretenden las compañías es vender sus obras, y para ello se esfuerzan, por un lado, en hacer buenos espectáculos, y por otro en sonreír con todos los dientes a los programadores que se pasean con elegante desdén. Cuando uno tiene éxito y vende mucho es porque se lo merece, y cuando no tiene éxito y no vende nada es porque sólo triunfa lo comercial, la gente no entiende, no se arriesga o sólo contratan a sus amigos. Y este cinismo que protege la autoestima se puede aplicar tanto a las compañías que exhiben sus espectáculos como a los artistas que ofrecen sus obras: justo lo que le sucede a los protagonistas de Cómo amar al ministro de cultura. La obra que se encargó de inaugurar los escenarios de esta edición satiriza con acierto y lucidez sobre la frustración de los generadores de cultura. La compañía cordobesa El Hangar da cuenta de un saber hacer sobresaliente, y de ello no hubo mejor muestra que un público entregadísimo que celebró los gags derrumbándose a carcajadas y compartió los momentos más conmovedores con un silencio íntimo.


Cómo amar al ministro de cultura

Cómo amar al ministro de cultura

Tomó el relevo Atalaya, con una puesta en escena de Marat/Sade fiel a ese estilo inmutable que tantos éxitos y seguidores le ha dado.

En vano, una producción de Danza Mobile e Incubo Teatro, pudo verse por la noche en el paseo de Alfonso XIII. Cuatro bailarines comparten los singulares espacios que crean a partir de un único elemento escenográfico –algo así como dos vanos unidos por unas bisagras- sugiriendo a partir de sus coreografías el valor de la cooperación para alcanzar objetivos que a priori parecen inabarcables.


En vano

En vano

La compañía de Horacio Macuacua presentó Convoy, un espectáculo de danza en el que cuatro bailarinas hacen un desparrame de fuerza que, si bien tuvo muchos momentos de gran mérito, lo cierto es que, en la humilde opinión del que escribe, no estaba tan cuajado como cabría desear.

Los otros dos espectáculos que se ofrecieron anoche fueron Piano, piano, de Lolo Fernandez & Cía, y Jácara de pícaros, de Hiperbólicas y La Morgue, pero no me dio la vida para acudir a verlos.


En las ferias, así como en los festivales y eventos del estilo, además de a ofrecer y/o ver espectáculos, se va a alternar, a encontrarte con amigos verdaderos y a simular que gente rancia pero poderosa te cae bien. Por eso, en la experiencia que se vive al venir a un sarao de estos, tanto pesa la excusa que nos ha traído aquí –los espectáculos- como la dispersión con que se acompaña, y en Palma del Río ese ocio interesado está organizado con excelencia: el paseo Alfonso XIII se orla con bares y terrazas fresquitas, y la Hospedería de San Francisco, donde buena parte de los participantes en la feria se alojan, dispone de un patio que hace las veces de pub veraniego, y allí las horas se disuelven como el hielo. Anoche los caballos del desparrame estuvieron sujetos por las riendas pero ya se vio a alguno tentado de dejarlo galopar.

Y así arrancó la feria: con calma, ánimo y calidad. Y calor, naturalmente.

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